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Cómo conseguir una oficina funcional y agradable

Publicado en Habitaciones - Zonas de trabajo y estudio por Cova Pendones

La gran mayoría de las personas pasamos mucho tiempo en nuestro espacio de trabajo. La oficina o el estudio se transforman en nuestra segunda casa, y ocasionalmente en la primera, cuando la labor lo demanda. Por ese motivo es muy importante que ese ambiente que nos acoge durante tantas horas sea funcional, pero también agradable.

Si encima de trabajar lo hacemos en un entorno disfuncional, antiestético, desordenado y oscuro, la tarea será doblemente difícil. Perdemos tiempo en encontrar las cosas acumuladas sobre el escritorio. Nos distraemos con aquello que está fuera de lugar. Forzamos la vista porque no hay suficiente luz. Nos duele la espalda porque la silla no es la adecuada. Y, para rematar, no tenemos un paisaje abierto para descansar la vista.

Así como decoramos y nos preocupamos por el salón, la cocina, el dormitorio o la terraza de nuestra casa o elegimos los colores para las paredes o la ropa de cama, es necesario pensar en la estética de nuestra zona de trabajo u oficina. Te recomendamos hacer una lista y buscar descuentos online interesantes, que te ayuden a acondicionarla, equiparla y disfrutar del tiempo que pasas en ella.

El escritorio, lo primero

Es el mueble que acoge todas nuestras herramientas de trabajo: el ordenador, los papeles, libros, accesorios de escritorio, etc. En el mercado existen escritorios modernos que cumplen con la funcionalidad y también con la estética.

Puedes encontrar diseños atractivos, sin perder de vista la funcionalidad. El escritorio en L, por ejemplo, cumple una doble función. Es una mesa de trabajo en posición frontal, pero su prolongación en ángulo recto suma una superficie extra ideal para organizarse o almacenar.

En cuanto al tamaño, los escritorios de oficina deben ser lo suficientemente grandes para trabajar con comodidad. La recomendación es una mesa de 150 a 200 m. De esta manera, podremos manipular el ordenador y, al mismo tiempo, desplegar documentos y carpetas, así como disponer de una lámpara y un teléfono.

Busca una silla ajustada a tu ergonomía

La silla de oficina es tanto o más importante que la mesa de trabajo. Lo más recomendable es optar por una con ruedas y diseño ergonómico que se adaptan a la forma de nuestro cuerpo. Lo más importante es que el modelo elegido se adapte en altura y el respaldo se ajuste a nuestra espalda. Cada persona tiene una fisionomía distinta en altura, peso y volumen. Por eso, cuanto mejor se adapte la silla a nuestro cuerpo, mayor será la comodidad a la hora de trabajar. Es fundamental que el asiento y el respaldo sean adaptables, y a ser posible, también los reposabrazos.

El respaldo debe tener un refuerzo lumbar y posibilidad de inclinarse hacia adelante o hacia atrás según la constitución de cada persona. Una buena postura facilita el riego, la circulación y la oxigenación de la sangre, lo que redunda en la buena salud general.

Una buena silla de oficina debe poder regularse y acoplarse a la altura de la mesa, que suele ser de 75 cm. Todo depende, claro está, de la altura de cada persona, pero hay que tratar que las piernas estén en ángulo recto y bien ancladas al suelo. El ordenador se debe colocar, a ser posible, a la altura de los ojos, para no forzar el cuello hacia abajo. Puedes utilizar atriles para elevar la altura del ordenador, siempre que los brazos estén posados sobre la mesa.

Los muebles de almacenamiento

Los espacios de trabajo requieren muebles para guardar carpetas, cajas, documentos, archivos y elementos de escritorio. Aunque existen repisas descubiertas, lo mejor es optar por cajoneras o armarios bajos para que el interior no quede a la vista. Las cajoneras con ruedas son muy útiles, porque se pueden colocar bajo la tabla de la mesa y mover fácilmente. 

En cualquier caso, es fundamental guardar con criterio. Clasificar el archivo es vital para encontrar lo que necesitamos y sin perder tiempo. Podemos emplear clasificadores de diferentes colores para carpetas, etiquetas, rótulos y cualquier otro método de organización y clasificación que nos resulte útil.

La iluminación es fundamental

La iluminación de la zona de trabajo es vital para la buena salud de nuestra vista. Si la habitación cuenta con luz natural, tenemos que aprovecharla al máximo situando el escritorio cerca de ventanas o claraboyas. Si trabajamos en un espacio sin luz o de noche, debemos recurrir a la iluminación artificial adecuada.

Las lámparas LED generan un buen ambiente y la iluminación necesaria para no cansarnos la vista. Para la luz puntual, un flexo, por ejemplo, es preferible que la luz sea fría (blanca), pero para luz ambiental mejor utilizar luz cálida (ámbar). Debemos ubicar las lámparas donde no dé reflejos y sombras molestas. También podemos emplear reguladores de intensidad para aumentar o disminuir la iluminación según el horario y nuestra necesidad.

Cómo afecta el color a los entornos de trabajo

La elección del color en las oficinas no es una decisión meramente estética o estilística. Es algo profundamente relacionado con nuestras percepciones y estados de ánimo, a través del sentido de la vista. Al igual que una buena iluminación determina el rendimiento laboral, el color tiene efectos psicológicos en el trabajador. De hecho, existe una disciplina llamada “ergonomía del color” que determina la influencia del color en el rendimiento y salud laboral del trabajador.

 En líneas generales, se clasifican en:

  • Colores fríos (azul, verde, turquesa, violeta): tienen efectos relajantes y percepción lejana.
  • Colores cálidos (amarillo, naranja y rojo): provocan efectos dinámicos y excitantes, con percepción de cercanía y promueven la creatividad.
  • Colores neutros (blanco, gris, negro, marrón, plata): son adecuados para fondos (en interiorismo, “caja”).

Todos estos efectos son los que hay que tener en cuenta a la hora de proyectar el interiorismo de un espacio. El objetivo es emular los colores de la naturaleza, porque nos resultan más familiares e identificables: colores tierra para el suelo, colores de follaje para las paredes y colores de la atmósfera para los techos.

La regla básica es que los colores más claros se distribuyan por encima de la vista, y los más oscuros, por debajo. Además, otra pauta es que los colores más estridentes se consideran más atrevidos y siguen el dictado de la moda; en tanto los grisáceos y pasteles son más reservados y los claros más adecuados para entornos laborales.

Espacios biofílicos

Por último, un  elemento que no debe faltar son las plantas, fuente de vida, que oxigenan el aire y dan un toque decorativo indiscutible. Cada vez se extiende más la pasión por las plantas en la decoración: un ficus, una monstera o una kentia colocados estratégicamente en una esquina realzan el interiorismo y aportan un plus vegetal que no se consigue de ninguna otra manera.

En las oficinas, además, las plantas de interior son especialmente beneficiosas, ya que absorben la electricidad estática y ondas magnéticas que emiten los aparatos eléctricos, además de crear un ambiente orgánico y natural que favorece el desarrollo laboral. 

Pasamos la mayor parte de nuestra vida encerrados en estos hábitats y expuestos a los componentes orgánicos volátiles (COVs) como el formaldehído, el benceno, el tricloetileno y el xileno. Por ello, es preciso contar con elementos purificadores que nos ayuden a renovar y oxigenar el aire. Recurrir a plantas de interior es la forma más natural y económica de purificar el aire.

Fotos: SnaptShotOffice