Lámparas LZF que enamoran de por vida

Luzifer nació hace casi dos décadas con una clara vocación artesanal. Se distinguieron rápidamente por estar realizadas de láminas de madera flexible, que permitía delicadas formas redondeadas. Hoy, sigue manteniendo su espíritu artesanal, pero ahora juegan en las grandes ligas del diseño español.

Español e internacional, porque Luzifer, que ha apocopado su nombre en LZF, ya es ampliamente conocido en el resto de Europa, gracias a un diseño sumamente estudiado, limpio y de una sencillez apabullante que rebosa belleza.

No es la primera vez que traigo lámparas de LZF a Decoratrix. Diréis que me pagan algo. Pues no, nada. Es pura pasión desde 1994, cuando iban de redacción en redacción, enseñando sus productos, como artesanos que eran. Porque estas lámparas hay que explicarlas, cada una tiene su historia y su razón de ser.

Quedé prendada de sus diseños, modernos, elegantes, sencillos... Tuve que hacer un regalo especial a la directora de la revista y fue una lámpara de Luzifer. Más tarde, cuando mi hijo nació, yo lo tenía claro: quería una lamparita de Luzifer que había visto en su catálogo (nadie tenía webs de aquella). Llamé por teléfono a su oficina de Valencia y me mandaron una lámpara de mesa con una pantalla tubular amarilla y pequeños diablillos dibujados en ella. Aquí la tengo.

A lo largo de estos años de amor incondicional, me he sentido profundamente atraída por la lámpara Mikado  y me he rendido a la belleza de Agatha (a la que le dediqué un post). Ahora, es la Spiro la que me quita la respiración.